miércoles, 7 de septiembre de 2016

Me enfrento a uno de los males del siglo XXI. ¿Es falta de ambición o solo estoy posponiendo lo inevitable? Principios de septiembre, todo el mundo vuelve a la rutina y yo sigo aquí, sin saber que va a ser de mi vida este año. No me avergüenza decirlo, estoy muerta de miedo. Tengo miedo porque lo único que creo que me va a hacer feliz está lejos, y a la vez cerca. Tengo miedo de que no sea lo que me llene y quedarme finalmente sin opciones, sin aspiraciones en la vida. ¿Qué son las personas sin planes de futuro? ¿Me enfrento a ser una fracasada por miedo o por comodidad? No podría contar las veces que le he dicho a alguien que salga de su zona de confort y arriesgue, a mi madre fue a la última persona, ¿será que los consejos que damos no sirven para nosotros mismos? ¿Será que soy demasiado vaga, miedosa y sin motivación para intentar algo?
Un año sabático ahora mismo para mi supone el cielo y el infierno. Tirar un año a la basura puede ser lo que me mate o lo que me de la vida, puede que me de las fuerzas para seguir estudiando o lo que fulmine mi carrera estudiantil. ¿Quién lo sabe? Me vendría bien conocer la respuesta.
Por ahora solo puedo decir que ver las agendas, planes recién sacados del tintero de septiembre y los bolis sin estrenar me han puesto nerviosa y la incertidumbre del futuro no va nada conmigo, me sienta mal al estómago y a los nervios. En fin, supongo que mi futuro se decidirá en veinticuatro horas, de ello depende mi "éxito" (por llamarlo de alguna forma) o mi estrepitoso final.